03/04/2018
El internet contemporáneo se creó a partir de un pacto: muéstranos quién eres en verdad, y podrás hacer búsquedas y compartir contenido en el mundo digital.
La gente especificó sus intereses y obsesiones en Facebook y Google, lo cual generó un mar de datos que podía recogerse y aprovecharse para hacer publicidad. Las empresas se hicieron muy ricas. Los usuarios parecían felices. La privacidad se tachó de obsoleta, como las sangrías y los lecheros.
Ahora, el modelo de vigilancia del consumidor que sirve de base para los servicios gratuitos de Facebook y Google está bajo el asedio de los usuarios, reguladores y legisladores en ambos lados del Atlántico. Equivale a una crisis para una industria del internet que hasta ahora había adoptado un enfoque reactivo y fragmentado para resolver problemas como la divulgación de noticias fraudulentas y el uso indebido de datos personales.
La revelación reciente de que Cambridge Analytica, una empresa de creación de perfiles de electores que había trabajado en la campaña presidencial de Donald Trump, recogió datos de 50 millones de usuarios de Facebook, causó la indignación actual, aunque los orígenes del escándalo datan de la elección de 2016. Han pasado muchos meses de acusaciones y argumentos de que el internet en general y las redes sociales en particular están afectando a la sociedad en vez de mejorarla.
Eso ha servido de inspiración para una buena parte del debate acerca de futuros más restrictivos para Facebook y Google. En el otro extremo, algunos sueñan con que las empresas se conviertan en utilidades públicas. Se han propuesto modelos de negocio más benignos que dependen menos de la publicidad y más de las suscripciones, aunque no está claro cómo es que cualquiera de las empresas abandonaría un sistema que las ha hecho tan prósperas.
El Congreso podría aprobar leyes dirigidas para restringir el uso de datos de los usuarios en sectores específicos, como un proyecto de ley del Senado que requeriría mayor transparencia en la publicidad política en línea, dijo Daniel J. Weitzner, director de Internet Policy Research Initiative en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Aún hay otras opciones, dijo Jascha Kaykas-Wolff, el director de mercadotecnia de Mozilla, la organización sin fines de lucro tras el popular explorador Firefox, como anunciantes y grandes plataformas tecnológicas que recojan muchos menos datos de usuarios y aun así logren adaptar los anuncios a los consumidores de manera efectiva.
“Solo están recolectando todos los datos para intentar encontrar algoritmos mágicos de crecimiento”, dijo Kaykas-Wolff de los vendedores en línea. La semana pasada, Mozilla detuvo sus anuncios en Facebook, y dijo que la configuración predeterminada de privacidad de la red social permitía el acceso a demasiados datos.
Lo más probable es que las empresas de internet, asustadas por el tumulto, acepten algunas reglas más y trabajen con más fuerza para lograr la transparencia. Además, habrá audiencias en el Capitolio.
El siguiente capítulo no se desarrollará en Washington, sino en Europa, donde los reguladores ya han tomado medidas enérgicas contra las violaciones de privacidad y están examinando el papel de los datos en la publicidad en línea.
El caso de Cambridge Analytica no solo fue una violación de datos privados, dijo Vera Jourova, la comisionada para la justicia, los consumidores y la equidad de género de la Unión Europea. “Fue algo mucho más serio, porque fuimos testigos de la amenaza a la democracia, a la pluralidad democrática”, comentó.
Aunque muchas personas entendían, en general, que los servicios gratuitos en línea utilizaban sus detalles personales para personalizar los anuncios que veían, la controversia más reciente expuso profundamente la maquinaria.
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